Después
de estos tremendos calores que vivimos en Buenos Aires, con térmicas de 38º, el
agua de la pileta a full rondando los 35º, la falta de Fernet en las góndolas
por un paro sorpresivo y hasta posible quiebra dejando no sólo a trabajadores
en la calle sino bocas sedientas en toda la república, y los camalotes que
decidieron venir a visitarnos desde el Paraná con alimañas de todo tipo y
color, finalmente se nos vino la lluvia. Literalmente. Cosa que los
pronosticadores anunciaron por mas de un mes sin resultado alguno. No sólo
tuvimos una tormenta madrugadora en la que cayó granizo de todos los tamaños y
formas, sino que siendo las 19 hora local, podemos decir que al parecer, la
tormenta pasó.
Soy
conciente que lo necesitábamos, por un rato al menos, sólo que se transformó en
algo que lleva varias horitas… con rayos y centellas para el gusto de quien
suscribe. Sin embargo, creí que se trataba de una tormenta tropical, como dijo
Confessore. Pero no. Gracias al universo, al cielo y todos los Santos no salió
ese sol que raja la tierra después de algo como eso.
Y, sinceramente,
espero siga así. Por eso hoy canto bajo la lluvia. Vermouth con papas fritas,
peli y… good show!!!
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